Hace pocos días emitieron por televisión el segundo programa sobre hipnosis en una conocida cadena y he de confesar que no lo vi y por lo que he leído y me han comentado, me alegro de no haberlo hecho. “¿Es que estás en contra de la hipnosis como espectáculo?” me han preguntado estos últimos días todas las personas que han tratado de resolver sus dudas sobre la hipnosis tras ver el programa. Mi respuesta es, por supuesto, NO, no estoy en contra, ¡como voy a estarlo!, ¡yo hago espectáculos de hipnosis! Lo único es que no hago ESE tipo de espectáculos.
Déjenme que me explique; llevo dedicándome a la hipnosis desde hace casi 10 años, y he estudiado con muchos profesores diferentes (hipnotistas de espectáculo, terapeutas, psicólogos…) y por ello he estado expuesto a visiones muy diferentes de la hipnosis, tanto a favor como en contra de la hipnosis como espectáculo, aunque es cierto que el mundo de la terapia suele estar bastante en contra del uso de la hipnosis en un escenario (puedo entender por qué, aunque muchas veces les falta razón). El caso es que mi opinión no solo se basa en mi exposición a todos esos diferentes puntos de vista, los cuales, por supuesto me han influido. Mi opinión está basada en algo más directo: mis comienzos con la hipnosis fueron haciendo espectáculos. Si, lo confieso, y sé que muchos de mi profesores y colegas terapeutas estarán escandalizados ¡un terapeuta haciendo espectáculos de hipnosis! Pues así es, es más, sigo haciéndolo. Este hecho no quita para que esté en contra del uso que se hace de mi querida hipnosis por parte de algunos hipnotistas.
Con esta introducción tan solo quiero dejar claro desde qué posición voy a opinar sobre un fenómeno que ha cobrado cierta fama en los últimos meses:
la hipnosis como espectáculo en televisión, concretamente en esos dos programas que han tenido una gran audiencia y que han expuesto por primera vez a la hipnosis a muchas personas. Por ello, cabe preguntarse, ¿qué imagen se ha dado de la hipnosis? ¿es ético utilizar una herramienta científica como esta de la forma en que se ha hecho?
Antes de seguir, he de aclarar algo, conozco al hipnotista que ha conducido estos dos famosos programas, he tenido el placer de aprender de él, de lo cual estoy muy orgulloso y me parece un gran profesional; de él aprendí a tener respeto por la hipnosis y por las personas a las que hipnotizo. Por ello, me extraña tanto que haya accedido a usar la hipnosis del modo en lo ha hecho en estos programas, aunque esto es algo que no voy a juzgar, no lo haré, no soy quién para hacerlo y desconozco las razones o circunstancias que le han llevado a hacerlo. Insisto, no estoy de acuerdo con el uso que se hace de la hipnosis en una gran parte de estos programas, solo eso. Aun así sigo respetando a la persona que un día me enseñó hipnosis.
Volviendo al tema, lo que pretendo preguntarme (lo he hecho repetidas veces y sigo haciéndolo en ocasiones) ¿Es ético utilizar la hipnosis en un espectáculo? Mi respuesta es sencilla, SI, ¿por qué no? Que mejor manera hay de mostrar una herramienta tan poderosa y útil como ésta. Tras ese SI hay algún “pero”; esos “peros” son los que me planteo yo al estructurar mis espectáculos:
Usar la hipnosis SI, pero mostrándola como una herramienta científica
Usar la Hipnosis SI, pero respetando la libertad del espectador
Usar la hipnosis SI, pero dando al espectador una experiencia de lo que realmente es la hipnosis. Estas experiencias no deben ridiculizar, ni exponer a ningún riesgo, ni hacer que sienta ninguna emoción o sensación física y/o mental desagradable.
Usar la hipnosis SI, pero de manera realista, explicando cada paso y que al final el espectador salga del espectáculo sintiéndose mejor que cómo entró, más empoderado, más feliz y con una visión distinta y realista de lo que de verdad es la hipnosis.
Cuando diseñé mi último espectáculo de hipnosis me exigí que al terminar debía responderme a mí mismo afirmativamente a la siguiente pregunta: ¿Le gustaría y aceptaría mi admirado Milton H. Erickson el uso de la hipnosis en este espectáculo? Estoy seguro que tanto Erickson como mis profesores de hipnosis aceptarían el uso de la hipnosis en mis espectáculos, lo cual me hace sentir bien con lo que hago. No en vano, yo soy terapeuta y por ello defiendo el uso ético de la hipnosis. Es más, algunos de mis espectadores han terminado convirtiéndose en clientes míos y han solucionado sus problemas gracias a la hipnosis terapéutica, y este es el mejor reconocimiento que puedo tener.
Por ello, mantengo la opinión de que la hipnosis SI puede ser utilizada éticamente en un espectáculo y dicho espectáculo puede servir de plataforma para mostrar una herramienta que por desgracia aún hoy en día está envuelta en un misterio y unas creencias erróneas e innecesarias. Ello no quita que desapruebe y me disgusten las experiencias que se han hecho en aquellos programas en nombre de la hipnosis.
Por ello, desde aquí reivindico que no se meta en el mismo saco a todos los hipnotistas de espectáculo, los hay que hacen mucho bien en la divulgación positiva de la hipnosis. Luchemos para que aquellos hipnotistas que, teniendo la titulación, experiencia y ética debida, tengan la libertad de mostrar de una forma amable y, por qué no, divertida lo que realmente es la hipnosis, ya que, esta herramienta no es patrimonio de ninguna persona o grupo profesional, es una herramienta que todo el mundo debería conocer y usar, es algo natural e inherente a nuestra naturaleza.
Es más, y para terminar, les guste o no a algunos, la hipnosis, antes de empezar a ser utilizada terapéuticamente, se dio a conocer en los escenarios y aquellos que lo hacían fueron los que, a su vez, la dieron a conocer al público general y a los profesionales que terminarían utilizándola clínicamente.